Evgueni Stuchenko: A la izquierda muchachos, a la izquierda, pero nunca más a la izquierda de vuest

lunes, 17 de octubre de 2016

OJOS TRISTES



Ojos tristes
corazón sangrante,
alma en pena,
frío en el semblante,
su amada ha muerto.
Nadie se lo dijo
él se lo oyó al viento,
respiró el perfume
de su último aliento.
Adiós, alegría,
volarás muy lejos
siempre al lado de ella.
¿Volverá ese día en que a su lado
de nuevo retornes?


Era estudiante de bachillerato en el Instituto Góngora de Córdoba. Su nombre femenino y raro, de esos nombres abruptos que hacen llorar a las adolescentes que no quisieran tenerlo (Ramona, Leovigilda, Fertuosa) sin por ello ser desmérito ni fealdad, fue usado después por Gabriel García Márquez en Cien años de soledad en dos de sus personajes proverbiales. Eran los últimos años 60 cuando hallé en el periódico de la provincia (solo había uno entonces) las poesía que se cita, «Ojos tristes». No recuerdo si tenía otro título ni dónde pudo haber parado aquel recorte de papel que se puso pálido antes de haberlo perdido: en mi memoria aparecen ahora todos los versos tal y como me los aprendí entonces por las veredas del sueño. La muchacha había ganado un concurso de poesía en su pueblo, Posadas, y una feria estuvo en el nuestro con sus amigas. No he vuelto a saber de ella. ¿Vivirá? ¡Claro que sí! ¿Pero dónde? ¿Leerá aquí su poesía de juventud? Me gustaría saberlo: daría un puntapié de alegría sobre el muro del tiempo para derribar no sé qué cosa y descubrir vete tú a saber qué discordia de la fantasía.


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